La opinión de...

Sonsoles Rubio: «Las personas en el centro, también en riesgos»

La irrupción de la pandemia ha provocado un cambio de tendencia en los riesgos a los que se enfrentan las empresas, adquiriendo cada vez más protagonismo aquellos que afectan a las personas y a su entorno laboral.  Así se desprende del informe Risk in Focus 2022 – Hot Topic for Internal Auditors que analiza los principales riesgos a los que las empresas deben hacer frente de forma inmediata y en un horizonte de tres años y para cuya elaboración se ha contado con la opinión de más de 700 directores de Auditoría Interna europeos.

Aunque las organizaciones siguen centradas en los riesgos relacionados con su operativa -la ciberseguridad, la regulación y la digitalización ocupan los tres primeros puestos del ranking- esta nueva edición del Risk in Focus pone de manifiesto la necesidad de las empresas de dedicar más esfuerzo a cuestiones relacionadas con las personas. Los datos muestran la inquietud que los directores de Auditoría Interna tenemos por el efecto del teletrabajo en la plantilla, en la cohesión y en la rotación del personal, así como el impacto de esta combinación de factores en la cultura corporativa y en el propio bienestar y salud de los trabajadores.

Aspectos como los cambios demográficos, la escasez de ciertas habilidades digitales y una mayor conciencia social harán que el capital humano, la diversidad y la gestión del talento sean riesgos cada vez más importantes de gestionar por parte de las empresas. Es bastante probable que los riesgos más ligados a la pandemia se reduzcan en el futuro. De hecho, ya estamos viendo una vuelta a la presencialidad tras el auge del teletrabajo con el inicio de la pandemia. Lo que sí parece que nos ha dejado la crisis del COVID es un cambio significativo en la forma de trabajar de los empleados, dando lugar a nuevas prioridades y competencias, por lo que las empresas han de ser innovadoras y ofrecer a sus equipos nuevos modelos de trabajo y, lo más importante, programas y métodos de formación capaces de adaptarse a un nuevo contexto que requiere del aprendizaje durante toda la vida profesional. Esta nueva realidad exige reaprender, desaprender y recapacitar continuamente.

Sostenibilidad

Ningún otro riesgo protagoniza una escalada tan rápida como lo hace el riesgo de cambio climático y sostenibilidad. Si analizamos su evolución en las diferentes ediciones del informe Risk in Focus, hace dos años aparecía en décimo tercera posición, en la edición 2021 subía un puesto y, en esta edición, entra directamente en el Top10, ocupando el 8º lugar. Las previsiones a tres años elevan este riesgo al Top5.

Sin duda, se trata de un riesgo que seguirá acompañándonos durante mucho tiempo porque apenas hemos iniciado el camino hacia la descarbonización de las economías, con el compromiso de muchos países, incluido España y la Unión Europea, de llegar al horizonte de cero emisiones netas en 2050.

Reducir las emisiones contaminantes, adoptar energías limpias y utilizar sistemas de fabricación y producción sostenibles se han convertido en imperativo comercial. Las empresas están bajo la presión de sus stakeholders que, más allá de los resultados, cada vez muestran mayor preocupación por cómo se llega a esos resultados, es decir, todos aquellos aspectos relacionados con los aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno, más conocidos como factores o riesgos ESG. Las empresas son cada día más conscientes de los riesgos ESG, aunque la medición y cuantificación del impacto financiero y en el negocio es todavía inmadura en las pequeñas compañías y está más avanzada en las grandes.

Junto a la ciberseguridad, que se ha convertido en permanente, los dos grandes focos de riesgos para los próximos años van a ser las dos grandes tendencias mencionadas: los riesgos relacionados con las personas y la sostenibilidad en sentido amplio. La realidad es que no son dos riesgos separados. Las personas están perfectamente integradas en las siglas ESG, tanto en la “S” de social, que hace referencia a las acciones inclusivas y de mejoras de la comunidad, como en el hecho de que, al fin y al cabo, el objetivo último de la sostenibilidad es crear un futuro mejor, más sostenible y saludable para todos nosotros.

Ese es el cambio de paradigma que está provocando la transformación sostenible: dejamos atrás el capitalismo de Adam Smith, más enfocado en el corto plazo y basado en la creación de valor para los accionistas, y damos paso al capitalismo responsable, que mira más al largo plazo, que tiene como referencia las personas y los grupos de interés y donde lo más importante, lo que realmente cuenta, es cómo contribuye la compañía al bien de la sociedad, del conjunto de las personas.

Sonsoles Rubio, presidenta Instituto de Auditores Internos de España 

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