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Recrearse

No puedo no escuchar: a pocos metros, la risa de los niños en la piscina del hotel reservada para ellos. Levanto la cabeza y, aprovechando que llevo las gafas de sol, me siento impulsada a observar sin ser demasiado indiscreta. Tendrán 8-9 años, una niña y un niño, que se animan mutuamente a aprender nuevas cosas en el agua. Marina es incansable, probablemente ha visto en la televisión la natación sincronizada en alguna de las últimas competiciones que se han llevado a cabo últimamente en Europa y trata de imitar alguna metiendo la cabeza bajo el agua. En ese momento dos personas entran en la piscina: son los padres de la pareja de amigos que juegan imitando la natación sincronizada.  Uno de ellos lleva en brazos, a un pequeñín que se aferra a su cuello como un pequeño mono, quiere jugar en el agua como su hermano, pero sintiéndose seguro y protegido por el padre. El otro padre – hermano, cuñado, o amigo del primero – se une también al juego creando una  escena divertidísima, de la que gozan también las respectivas madres que observan desde el borde de la piscina. Me parecía están viendo un film, uno de esos que consiguen recrearnos porque transmites cosas hermosas.

Y todo era cierto, no era la escena de un film! Todos se estaban descansando. Juntos. Esa era la actitud que marcaba la diferencia, quiero decir que, incluso en un lugar de ensueño, con todas las comodidades, no se consigue descansar y vivir de lleno una vacaciones si dentro de nosotros no tenemos claro lo que significa “desconectar”

Este año, más que los anteriores, muchos de nosotros pasaremos las vacaciones en casa, en la ciudad; los datos de un estudio de ISPOS-Europassistance son claros: sólo el 54% se irá de viaje en el periodo comprendido entre junio y septiembre: Entre los europeos, los italianos y españoles serán los que más se apretarán el cinturón. De hecho, sólo el 53% de los italianos disfrutará del necesario descanso fuera de la ciudad’, 10 puntos menos que en 2012 y 25 menos que en 2011. En cuanto a los españoles, se prevé que el 57% renunciará a sus  vacaciones fuera de la ciudad.

Si desde un punto de vista los datos no son buenos porque hacen hincapié en las consecuencias de la  crisis, por otro, podemos tomarlo como una sugerencia para  reconsiderar el significado de las vacaciones. De hecho, me parece ridículo que a finales del verano se multipliquen los artículos, incluidos consejos de los psicólogos, sobre cómo afrontar  el «estrés del regreso de vacaciones” y los varios síndromes post vacacionales.  La pregunta que parece lógica viendo tanto cansancio después de las vacaciones, es seguramente: ¿para qué sirvieron? Bastaría el sentido común para sugerir las modalidades del verdadero descanso, que no es hacer un maratón de cosas inusuales, ni tampoco estar sin hacer nada. 

Recrearse exige sacar de la mochila las «vitaminas» que quizás durante el año se quedaron olvidadas: un buen libro, bolígrafo y papel -no el ordenador!- para describir algo que nos haya sucedido, plasmar un pensamiento, una reflexión, abrir conversaciones no banales con familiares y amigos,  jugar con los niños y – ¿por qué no? incluso entre adultos. Vitamina V: voluntad, verdad, vida. Sin coste alguno, al alcance de todos, disponibles durante todo el año, incluso después del verano.

Mujeremprendedora n. 150, julio 2013

 www.mujeremprendedora.net @M_Emprendedora

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