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El bilingüismo, una ventaja

Cuando era estudiante me  apasionaba en el instituto la profesora de latín y griego, cuando por ejemplo, partiendo de una palabra griega nos hacía ver como la  raíz de esta palabra se había mantenido y, al mismo tiempo se había transformado en varias lenguas europeas; puedo decir que con ella he descubierto que cada lengua es expresión de una cultura, de una manera de ser, de pensar y de actuar. Recordaba siempre este pensamiento en esos viajes que durante años he tenido que hacer por los cinco continentes conociendo muchos otros pueblos y países

Tratar de comprender como “funciona» una lengua, aun sin llegar a hablarla, me ayudaba a descubrir  algunos aspectos  del carácter de una nación. Hace dos años y medio que aterricé aquí en España, y desde entonces – a pesar de las innumerables deficiencias que aún no he superado en el habla y la escritura de la lengua de Cervantes – me puedo considerar una persona bilingüe.

Estando aquí, me he dado cuenta además de algo muy importante, que para mí no era obvio, y es que el español es la cuarta lengua más hablada en el mundo, compartida por 425 millones de personas y una de las más estudiadas. Concretamente  permite a  una buena parte de la humanidad entenderse sin necesidad de traducción;  veo entre otras cosas en los medios de comunicación una atención diaria al mundo iberoamericano al que yo, italiana, no estaba acostumbrada y esto me parece que da a España una marcha más en las relaciones políticas, económicas y sociales con los países con los que comparte la lengua, incluso con las resabidas “distinciones». En la «aldea global «, este es un elemento de gran importancia. Por eso no consigo comprender la actitud de rechazo de algunas regiones, y particularmente Catalunya, a la enseñanza del castellano. Entiendo el deseo de defender la lengua y la cultura catalana; he estado allí varias veces, tengo amigos entrañables y amo mucho aquella tierra, pero me  parece por lo menos  inteligente reconocer que hablar y aprender solo el  catalán no abre al mundo, más bien cierra y limita, por cuanto hermoso e importante parezca.  Hablar Inglés, no lo olvidemos, tiene un valor completamente diferente.
Hace unos días ha caído en mis manos un artículo muy interesante: después de haber analizado cuántas lenguas hay en el mundo (6.000 lenguas habladas, de las cuales 2.500 están en peligro de extinción) y la probabilidad, país por país, que dos personas compartan  un mismo idioma, ilustraba, basándose en una investigación realizada por científicos e intelectuales  con experiencia en diferentes disciplinas, la conexión entre el bilingüismo y la creatividad. Hablar dos idiomas puede de hecho aportar mayor flexibilidad y permitir la aplicación de una gama de comportamientos más amplia.

 

Los niños expuestos a varios idiomas desde el nacimiento pueden tener algo más de confusión al principio, pero ya a partir de los cuatro años saben desenvolverse a la perfección. El riesgo de tener un vocabulario reducido se limita al período de la infancia, mientras que los beneficios están significativamente probados y duran toda la vida: los niños bilingües son más precoces en la toma de decisiones y en la realización de tareas complejas.
Los médicos y psicólogos confirman que el bilingüismo regala poder de concentración, confianza en uno mismo, capacidad de comprender a los demás, actitud para tomar buenas decisiones con rapidez y con menor esfuerzo. También parece – según un estudio publicado en Neurology – que conocer dos idiomas aleja al menos de cinco años, el riesgo de contraer Alzheimer, independientemente de cualquier otra variable, como educación, género, ocupación. ¿Otras ventajas? Permite ser más brillantes y hábiles en el multitasking (la multitarea), la memoria y la percepción mejoran, como la  sensibilidad lingüística y la capacidad de decidir racionalmente…
Un país como España, donde conviven varias lenguas, en mi opinión, tienen más ventajas, tiene una marcha mas, basta usarla y hacer de la diversidad no un obstáculo sino una oportunidad. En cuanto a mí, puedo entonces considerarme afortunada de haber aterrizado en el bilingüismo, aunque no haya sido en la infancia; quiero considerar esta oportunidad un tesoro por todos los aspectos positivos que conlleva y, sobre todo, espero que me pueda ayudar a mirar y a acoger con respeto a toda persona que encuentre, sea cual sea el idioma que hable.

 

Mujeremprendedora n. 156, febrero 2014

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