Desarrollo Humano Integral

El poder del liderazgo femenino en el desarrollo

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer – CODESPA comparte algunos de sus proyectos que impulsan el emprendimiento femenino

Ellas emprenden, ellas transforman: el poder del liderazgo femenino en el desarrollo

El empoderamiento económico de las mujeres es clave para el desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza en el mundo. Según la ONU[1], ellas reinvierten gran parte de sus ingresos en sus familias y comunidades, impactando de manera positiva en la educación, la salud y el bienestar de las siguientes generaciones.

En CODESPA, creemos que apoyar a las mujeres no solo transforma sus vidas y las de sus familias, sino que fortalece a comunidades enteras. Por eso, impulsamos el emprendimiento femenino como una herramienta poderosa para su autonomía y el desarrollo a través de nuestros proyectos. Ellas son las auténticas protagonistas del cambio: emprendedoras que desafían obstáculos, sacan adelante a sus familias y se convierten en referentes para sus comunidades y las futuras generaciones.

El emprendimiento femenino como motor de cambio

A pesar de su enorme potencial, las mujeres emprendedoras en muchos países siguen enfrentando barreras que dificultan su crecimiento. La falta de acceso a financiación, la sobrecarga de tareas domésticas no remuneradas, la brecha digital y las normas y tradiciones culturales limitan sus oportunidades. Los datos del Banco Mundial[2] indican que, en los países de ingresos bajos, solo una de cada cuatro empresas es de propiedad femenina.

En República Dominicana, aunque estas dificultades persisten, cada vez más mujeres logran formalizar sus negocios y fortalecer sus redes de apoyo. A través de cooperativas y asociaciones, acceden a mercados más amplios, reciben formación y mejoran sus oportunidades de financiación, lo que impulsa su autonomía económica.

En Colombia, la desigualdad ha sido aún más profunda en zonas afectadas por el conflicto, como el Cauca. Para muchas mujeres rurales, emprender es la clave para alcanzar la independencia económica y mejorar sus vidas. María Ana Chapeño, de la asociación ASKEWA, desafió las reticencias de su marido, y hoy sostiene a su familia gracias a la producción de mora. Como ella, muchas otras han encontrado en el cultivo de café, cacao y mora una vía para lograr estabilidad y autonomía dentro de cooperativas y asociaciones.

Asociatividad y acceso a mercados: claves para el crecimiento

En Angola, hemos acompañado a agricultoras en la creación de cooperativas, lo que les ha permitido acceder a capacitación técnica, recursos financieros y mejores oportunidades de comercialización. A través de la agricultura sintrópica, un modelo sostenible sin químicos que diversifica sus cultivos, regenera el suelo y mejora la productividad, estas mujeres no solo incrementan sus ingresos, sino que también fortalecen la seguridad alimentaria en sus comunidades. Además, la asociatividad ha impulsado iniciativas como los bancos comunitarios de semillas y crédito, asegurando el acceso a insumos de calidad y financiación para iniciar o impulsar sus negocios.

En Filipinas, las productoras de algas marinas han transformado sus condiciones de vida gracias a la formación y el acceso a crédito. Antes, dependían de intermediarios que les pagaban precios bajos, pero hoy, organizadas en la cooperativa HISFA-CO, han logrado contratos de venta más justos y estabilidad financiera. Además, han adquirido conocimientos en educación financiera y sostenibilidad, lo que les permite gestionar mejor sus recursos y planificar su futuro. También han tomado conciencia sobre la importancia del ahorro y de cuidar el medioambiente, especialmente el mar, su principal fuente de sustento.

Turismo sostenible y bio-emprendimientos: oportunidades para el desarrollo

En Ecuador, las mujeres de comunidades rurales han encontrado en el turismo rural comunitario y los bioemprendimientos una fuente de ingresos que mejora su calidad de vida sin que tengan que abandonar sus tradiciones. Han pasado de desempeñar roles secundarios, como la cocina o la limpieza, a liderar proyectos de ecoturismo, producir artesanías y ofrecer experiencias gastronómicas que ponen en valor los recursos locales. Gracias a la capacitación en gestión y administración, han logrado estructurar negocios viables y competitivos en áreas como la elaboración y venta de alimentos y bebidas, la producción artesanal con materias primas autóctonas y, cada vez más, la prestación de servicios como guías turísticas y promotoras de sus comunidades.

En Marruecos, la cooperativa VEGETALAND demuestra que la agricultura ecológica no solo es una alternativa sostenible, sino también una oportunidad económica para las mujeres rurales. Touria Bouzidi, miembro de la cooperativa, destaca que su trabajo les ha permitido generar ingresos mientras protegen el medioambiente y promueven el uso sostenible de plantas medicinales y cereales locales. Gracias a su labor, inspiran a otras mujeres a sumarse a la agroecología y a buscar independencia económica a través de la sostenibilidad, impulsando así una nueva generación de agricultoras innovadoras y comprometidas con el futuro de sus comunidades.

Educación financiera: una herramienta para la autonomía

En Guatemala, la educación financiera y la participación en los grupos EntreTODOS han permitido que muchas mujeres mejoren la gestión de sus recursos y negocios. Estos grupos organizan a la comunidad en grupos autogestionados que fomentan la educación financiera y la cultura del ahorro, permitiendo que sus miembros accedan a financiación para cubrir necesidades básicas, afrontar imprevistos o invertir en sus pequeños negocios. En la región Ch’orti’, donde la administración del dinero ha sido históricamente un rol masculino, estas iniciativas han brindado a las mujeres mayor independencia económica y poder de decisión.

Gracias a la formación recibida, muchas mujeres han adquirido conocimientos y confianza para gestionar sus ingresos e iniciar sus propios emprendimientos, lo que ha fortalecido su autoestima y les ha permitido participar activamente en las decisiones económicas del hogar. Para algunas, la autonomía económica ha sido clave para salir de situaciones de violencia doméstica y construir un futuro más seguro.

En Bolivia, en alianza con ONU Mujeres, trabajamos en la capacitación de más de 1.000 mujeres emprendedoras, asegurando que adquieran habilidades técnicas y de gestión comercial. Además, promovemos la inclusión del enfoque de género en los programas municipales de apoyo al emprendimiento, garantizando que estas acciones generen un impacto duradero en el tiempo. Para lograr un cambio integral, involucramos a la población local, especialmente al sector productivo y a las comunidades aledañas, aplicando metodologías basadas en la corresponsabilidad de cuidados y el reparto equitativo del trabajo doméstico no remunerado.

Ellas hablan

Zariefa Juddah, una mujer de 52 años, es jefa de grupo en HISFA-CO, la Cooperativa de productores de algas y pescadores de Hinatuan. Antes de involucrarse en el proyecto de CODESPA, Zariefa vivía centrada en las labores del hogar. “Mis días sólo se centraban en mi familia y en nuestra fuente de sustento: el cultivo de algas marinas. Era ama de casa a tiempo completo, cuidaba de mis hijos y ayudaba a mi marido” recuerda. Como muchas mujeres en su comunidad, Zariefa asumía el rol tradicional de cuidadora, con pocas posibilidades de contribuir económicamente en su hogar.

Como mujer, tradicionalmente se espera de nosotras que nos quedemos en casa y cuidemos de nuestros hijos”, explica Zariefa, al reflexionar sobre las dificultades que enfrentan las mujeres en su cultura. “Si las mujeres de generaciones anteriores hubieran tenido la oportunidad de trabajar y contribuir económicamente a sus familias y comunidades, tal vez las familias tendrían una situación económica más sólida, con hombres y mujeres trabajando por igual para llevar comida a la mesa”, añade. Su vida cambió cuando CODESPA puso en marcha el proyecto de algas marinas. Desde entonces, ha participado activamente en la cooperativa, asistiendo a reuniones semanales, seminarios y encuentros con otros productores.

CODESPA me ha dado la oportunidad de crecer y demostrar que las mujeres también podemos aportar al desarrollo de nuestra comunidad. Me han confiado un rol de liderazgo en la cooperativa, y eso ha fortalecido mi confianza en mis capacidades”, afirma Zariefa con orgullo. Hoy en día, gestiona a otros productores, apoya la comercialización de algas y disfruta de los incentivos y programas que ofrece la cooperativa. “Ahora hablo con más seguridad en público, y los conocimientos que he recibido me han enseñado a no quedarme solo en casa, sino a salir a buscar y mantener los medios de subsistencia, igual que los hombres en nuestra cooperativa” concluye.

Por otro lado, en la República Democrática del Congo, Thérèse Kangomi, de 46 años, vive en el pueblo de Batiambomake y es madre de nueve hijos. Dedicada a la agricultura desde los 13 años, su principal cultivo había sido la mandioca, que utilizaba para alimentar a su familia. Sin embargo, en septiembre de 2024, Thérèse decidió diversificar su actividad agrícola al aprender a cultivar pimientos, gracias a la ayuda de su sobrino, quien le proporcionó semillas y apoyo. A partir de ese momento, los pimientos se convirtieron en una actividad generadora de ingresos.

Hasta ese momento, la yuca la cultivaba solo para el consumo familiar, pero el pimiento es un cultivo comercial. Fue un paso importante para mí” comenta Thérèse. Sin embargo, este cambio no estuvo exento de dificultades. Uno de los mayores desafíos que enfrentó fue el manejo de plagas y enfermedades que afectaron sus cultivos. “La producción de mis pimientos sufrió por la infestación de plagas y enfermedades. Mis conocimientos técnicos no eran elevados, y eso hizo que fuera difícil controlar la situación,” explica Thérèse.

Otro reto importante fue el acceso limitado al mercado local. “Los intermediarios tienden a rebajar el precio, y me vi obligada a vender a un precio bajo debido a la corta duración de los pimientos, que son productos perecederos” señala. A pesar de estas dificultades, el apoyo de CODESPA ha sido clave para su progreso. “Ahora conozco mejor las técnicas de cultivo, desde la siembra hasta el manejo fitosanitario. Con estos conocimientos, tengo esperanza de obtener una buena producción en el futuro” afirma. Además, Thérèse destaca que CODESPA también le ha ofrecido apoyo para mejorar su acceso al mercado, lo que le da confianza en que pronto podrá vender sus pimientos a un precio justo.

Por su parte, Segundina Huamán Larico, natural de la zona de Ocongate, Perú, explica cómo el apoyo recibido le ha dado el impulso para emprender y generar ingresos de manera sostenible con un producto que no depende de las fluctuaciones del clima.

Segundina es presidenta de la Asociación de Artesanas Hilo de Alpaca y ha accedido al Fondo FREES para comprar hilos y fibras para aumentar su producción de prendas artesanales. El Fondo FREES es una iniciativa que facilita el acceso a crédito y asistencia técnica a pequeños productores rurales, ayudándolos a fortalecer sus negocios y mejorar su productividad de manera sostenible.

Vendemos nuestros productos en tiempo de sequía y eso nos está ayudando para poder educar a nuestros hijos”, explica la emprendedora.

Estas mujeres demuestran, en definitiva, que el emprendimiento femenino no solo genera ingresos para las mujeres, sino que impulsa el desarrollo de sus familias y comunidades. Apoyarlas significa abrir espacios para su autonomía económica, garantizar su acceso a recursos y crear oportunidades equitativas. En CODESPA, seguimos comprometidos con esta causa, impulsando iniciativas que les permitan transformar sus vidas y construir un futuro mejor para todas.

[1] https://www.undp.org/sites/g/files/zskgke326/files/2024-04/igualdad-de-genero-empoderamiento-de-la-mujer-y-liderazgo-en-la-planificacion.pdf?utm_sou
[2] https://blogs.worldbank.org/es/opendata/se-necesitan-estadisticas-sobre-las-mujeres-emprendedoras?utm_source=chatgpt.com
Han colaborado en la redacción de este artículo: Marta Bertane, coordinadora técnica de CODESPA Angola; Dalila El Harras, coordinadora técnica de CODESPA Marruecos; Marina Dipendo, técnica de emprendimiento de CODESPA República Democrática del Congo; Margaret Luz Navarro, representante de CODESPA Filipinas; Miguel Ángel Villarroel, representante de CODESPA Bolivia; Juliana Algarra Gonzalez, líder de proyectos de CODESPA Colombia; María Elena Guaña Tarco, técnica de proyectos de turismo de CODESPA Ecuador; Vanessa Mazariegos, representante de CODESPA Guatemala; Judith Ljubica Jiménez Serrano, coordinadora técnica de CODESPA Perú; Diana Patricia Borrero, representante de CODESPA República Dominicana.
CODESPA es una ONG de cooperación al desarrollo, con 40 años de experiencia en la creación de soluciones sostenibles y duraderas para combatir la pobreza extrema. Fundada en 1985, la organización trabaja en estrecha colaboración con las comunidades locales e involucra al sector público y privado para crear oportunidades de negocio y empleo. A través de su labor, garantiza el acceso a formación, a servicios financieros y promueve el desarrollo de mercados para las personas que viven en contextos de pobreza. Actualmente cuenta con más de 100 profesionales y expertos de diversas disciplinas, comprometidos con el desarrollo económico y social de los más vulnerables. Su misión es hacer posible que 10 millones de personas pasen de la pobreza a la prosperidad, mediante su modelo escalable de desarrollo de mercados rurales y apoyo a emprendedores. Hasta la fecha, ha liderado más de 1.400 proyectos en 34 países de Iberoamérica, África y Asia, contribuyendo de manera significativa a la mejora de las condiciones de vida de 5,9 millones de personas. El Presidente de Honor es Su Majestad el Rey Don Felipe VI. Más información.