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El legado de nuestra generación

El pasado 25 de septiembre se cumplieron tres años desde la adopción de la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” por la Asamblea General de las Naciones Unidas, un acuerdo sin precedentes, firmado por 193 países, que convirtió a la sostenibilidad en el paradigma de Referencia para el siglo XXI. L’Agenda plantea 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que comprenden 169 metas, a alcanzar hasta 2030:

1: Fin de la Pobreza

2: Hambre Cero

3: Salud y Bienestar

4: Educación de Calidad

5: Igualdad de Género

6: Agua Limpia y Saneamiento

7: Energía asequible y no contaminante

8: Trabajo decente y Crecimiento económico

9: Industria, Innovación e Infraestructura

10: Reducción de las desigualdades

11: Ciudades y Comunidades Sostenibles

12: Producción y consumo responsable

13: Acción por el Clima

14: Vida submarina

15: Vida de ecosistemas terrestres

16: Paz, justicia e instituciones sólidas

17: Alianza para lograr los objetivos

Los ODS se dirigen a los Estados y la sociedad civil con el fin de desarrollar una acción común en una solidaridad global fortalecida, y requieren “pasos audaces y transformadores… y con el enfoque en las personas” (preámbulo de la Agenda 2030). Pasos necesarios y urgentes para emprender decididamente el camino de la sostenibilidad y la resiliencia.

El concepto de desarrollo sostenible es bastante reciente: entró en el debate público internacional a finales de los años ochenta y luego se estableció a nivel jurídico, político y cultural. De este modo, los principios de sostenibilidad se han traducido en estándares, investigaciones científicas y aplicaciones tecnológicas que permiten diseñar y aplicar diferentes métodos de desarrollo, con el objetivo de promover -y aquí quizás está la novedad- un enfoque integrado de las tres dimensiones: económico, social y ambiental -que determinan el progreso de las sociedades, tanto en el Norte como en el Sur del mundo.

En otras palabras, los ODS representan el compromiso más importante asumido por la comunidad internacional para promover y guiar la transición del (antiguo) sistema de la modernidad hacia algo nuevo, aún no definido claramente, pero que se está construyendo dentro del paradigma de la sostenibilidad.

Los ODS, decía la directora del FMI, Christine Lagarde, en una reciente (septiembre 2018) intervención en Londres, “esbozan el perfil del mundo que queremos… un mundo libre de pobreza y de carencias; un mundo más justo; un mundo que respete los limites naturales. Representan las “5 P” interrelacionadas de prosperidad, personas, planeta, participación colectiva y paz. Los ODS son la respuesta acertada a los grandes desafíos del siglo XXI, el antídoto correcto a la pérdida de confianza en instituciones de todo tipo y, en algunos países, la pérdida de fe en la cooperación mundial”.

“No dejar a nadie atrás” es el lema asociado a los ODS y que el entonces secretario general de naciones Unidas, Ban ki-Moon, reiteró en distintas ocasiones. Pero, ¿qué significa en concreto? ¿Quiénes corren más el riesgo de quedarse atrás?

ONU Mujeres, más de dos años después de la adopción de la Agenda 2030 el pasado febrero, presentó un informe con un titular inequivocable Transformar las promesas en acción: la igualdad de género en la Agenda 2030. ¿Cuánto hemos avanzado en la transformación de la Agenda 2030 en resultados concretos para mujeres y niñas? y ¿qué se necesita aún para cerrar las brechas entre la retórica y la realidad? son las preguntas que guía el informe. “Las mujeres no solo se ven más seriamente afectadas por estos problemas, sino que tienen ideas y la capacidad de liderazgo para resolverlos. La discriminación de género, que sigue obstaculizando a las mujeres, es también un obstáculo para nuestro mundo”. “Lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres forma parte integral de cada uno de los 17 ODS”.

“Cuando más mujeres trabajan, las economías crecen. Cuando las mujeres tienen el control de los ingresos de su hogar, las niñas y los niños se benefician de los cambios en el gasto. Cuando se incluye a las mujeres en los procesos de paz, es más probable que los acuerdos duren más tiempo”, destacan desde ONU Mujeres. “Un mundo mejor para las mujeres y las niñas es un mundo mejor para todas las personas”.

Por eso,  en los próximos meses, desde Mujeremprendedora queremos profundizar en los ODS bajo distintas ópticas: acercarnos a cada objetivo para focalizar cómo las mujeres se ven afectadas por el hambre, el clima, la falta de agua, etc. en las distintas partes del mundo y, al mismo tiempo, presentar ejemplos de respuestas concretas a estos desafíos que ya se han puesto en marcha; y naturalmente, dar voz a las emprendedoras para que nos cuenten cómo están incorporando los ODS en sus empresas y si comparten nuestra convicción: el éxito o menos en su implementación define el legado de nuestra generación.

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