La opinión de...

«Trabajo social en clave femenina»

La tribuna de Alba Garrido Herraiz, Área de Relaciones Institucionales y Concursos Públicos de Fraternidad Muprespa, con la ocasión del Día Mundial del Trabajo Social

El Trabajo Social es una herramienta básica en el tratamiento y recuperación de los pacientes atendidos por contingencia profesional en la Mutua. El accidente de trabajo o la enfermedad profesional tiene un impacto en la salud de la persona que lo sufre pero también en su vida personal y profesional.

Después de la asistencia para tratar la emergencia física por parte de los sanitarios y de la cobertura económica a través de las prestaciones, es fundamental el análisis de los cambios producidos en la vida diaria de la persona así como en su entorno. Proporcionar las herramientas adecuadas para solventar los problemas que surjan es la función del Trabajo Social.

El paciente que atendemos en la Mutua no es solo un brazo o una pierna a tratar, ni el expediente de una prestación: el paciente de Fraternidad-Muprespa trabaja en un puesto que tal vez haya que readaptar o por el contrario, no pueda volver a desempeñar y sea necesaria la orientación profesional para integrarse de nuevo en la vida laboral.

Vive en un hogar en el que los cambios producidos por la nueva situación pueden hacer necesaria la adecuación de la vivienda y el apoyo en la vida familiar. En definitiva, tiene una vida que se ve afectada cuando se produce un accidente o enfermedad profesional.

Tener esa visión integral del individuo, como ser biopsicosocial, garantiza el mantenimiento de su salud, y también la gestión adecuada de los recursos de la persona, de las empresas y de la mutua.

La mujer sigue siendo la principal cuidadora de nuestra sociedad, en el ámbito privado y en la esfera pública. Numerosas cuidadoras se han expuesto al riesgo durante lo peor de la pandemia. Gerocultoras, auxiliares de ayuda a domicilio, auxiliares de enfermería, enfermeras, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, trabajadoras sociales, doctoras… todas estas profesiones imprescindibles tienen rostro de mujer, mujer que en un porcentaje igual de elevado es cuidadora también en su ámbito familiar.

Pero ¿Qué pasa cuando una mujer en activo laboralmente se pone enferma? ¿Quién atiende a los hijos? ¿Quién se encarga de los abuelos dependientes que cuidaba mamá? ¿Quién organiza las tareas de la casa para seguir con la normalidad? ¿Quién gestiona las cuentas para que todo cuadre?

En la mutua cada día vemos mujeres que al escuchar un diagnóstico que les lleva a una incapacidad (en el mejor de los casos, temporal y sin lesiones invalidantes), sufren la enorme angustia de pensar en las consecuencias de su situación derivada del accidente de trabajo, y de cómo afectará a su entorno personal y familiar. Es llamativo ver que entre los varones, esto ocurre en un número mucho menor de casos.

De esta forma un gran número de prestaciones especiales relacionadas con el cuidado, no solo de la paciente sino de su entorno, son solicitadas por mujeres en sus entrevistas con las Trabajadoras Sociales de la Mutua.

Mientras la sociedad evoluciona hacia dinámicas igualitarias pongamos en valor nuestra esencia social, con orgullo de tener incorporados los conocimientos de algo que es tan necesario a nivel global como el cuidado al ser humano. La función de las Trabajadoras Sociales es fundamental y cierra el círculo de la atención integral que precisa cada individuo: restablecer la salud – solventar la economía – recuperar la vida en sociedad.

En Fraternidad-Muprespa humanizamos la asistencia al paciente con una visión integral, no solo como caso clínico. Las seis trabajadoras sociales de la Mutua son expertas en empatizar con las preocupaciones, miedos, expectativas y circunstancias individuales que rodean a cada paciente. Su labor es fundamental para detectar necesidades psicosociales y valorar los recursos en los que apoyarse en cada situación.

Alba Garrido Herraiz

Área de Relaciones Institucionales y Concursos Públicos de Fraternidad Muprespa

 

 

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