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Las olas de calor continuarán hasta 2060 con independencia de si logramos mitigar el cambio climático

Tenemos una atmósfera dopada, asegura el responsable de la Organización Meteorológica Mundial

El calor extremo en Europa occidental está provocando devastadores incendios forestales en Francia y España y una sequía sin precedentes en Italia y Portugal, mientras el Reino Unido ha registrado este mes de julio la temperatura más alta de su historia, con algo más de 40 grados centígrados, medidos en el aeropuerto londinense de Heathrow.

Sin embargo, esto no es una excepción. Las olas de calor como la que actualmente vive Europa y otras tendencias negativas en el clima serán cada vez más frecuentes y continuarán al menos «hasta 2060», según advirtió el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Este patrón está relacionado con el calentamiento observado del planeta que puede atribuirse a la actividad humana, lo que suscita una gran preocupación por el futuro del planeta.

«Las olas de calor se están haciendo más comunes a causa del cambio climático», dijo Petteri Taalas que, usando una analogía deportiva, explicó que hemos dopado a la atmósfera inyectando más gases de efecto invernadero, sobre todo dióxido de carbono, por lo que el calentamiento y otras tendencias “continuarán al menos hasta 2060, independientemente del éxito o no a la hora de mitigar el cambio climático».

“En el futuro este tipo de olas de calor serán normales y veremos extremos aún más fuertes. Hemos lanzado tanto dióxido de carbono a la atmósfera que la tendencia negativa continuará en las próximas décadas y de momento no hemos sido capaces de reducir nuestras emisiones mundiales”, subrayó el experto en una rueda de prensa para analizar la actual ola de calor en Europa, celebrada junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En ese respecto, Taalas ahondó: «Ya hemos perdido la partida en lo que respecta al deshielo de los glaciares. Esperamos que el deshielo de los glaciares continúe durante los próximos cientos de años o incluso miles de años… El aumento del nivel del mar continuará durante el mismo período».

Taalas recordó que en 2003 una ola de calor dejó 75.000 muertos en Europa y destacó que, aunque ahora hay mejores medios de adaptación, la Organización espera un aumento en las muertes entre las personas mayores y con condiciones previas.

Sobre cómo nos afecta medicamente a los seres humanos, habló también en la rueda de prensa la doctora María Neira, de la Organización Mundial de la Salud, quien señaló que las olas de calor suponen un desafío ya que cuando la temperatura llega a 41 grados es algo excepcional y el cuerpo tiene que luchar por mantener estable la temperatura interna. Esa lucha genera a su vez fatiga, golpes de calor, hipertensión, hipertermia y un cambio de comportamiento, agravado por la falta de descanso nocturno, que afecta incluso la salud mental.

Las olas de calor también actúan como una especie de tapa atmosférica, atrapando contaminantes y degradando la calidad del aire, con consecuencias negativas para la salud, sobre todo para personas vulnerables como los ancianos.

«El cambio climático está afectando a nuestra salud de muchas maneras, no sólo por las olas de calor, que tienen consecuencias directas«, sino también en otros ámbitos de la atención sanitaria esencial, como el aumento de los niveles de enfermedad, añadió la doctora Neira. Explicó que está en juego el acceso fiable a los alimentos y al agua, ya que los niveles de producción agrícola “están en riesgo», y que “seguramente habrá escasez de agua». Además, dijo que el 99% de la población mundial respira un aire que no cumple las normas sanitarias establecidas por la ONU, lo que repercute enormemente en las afecciones respiratorias y cardiovasculares crónicas.

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