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El coste de la conciliación

Más de 50.000 mujeres contestan a la primera encuesta que mide el coste de la conciliación que asumen las madres

– La encuesta, lanzada por la Asociación Yo No Renuncio, del Club de Malasmadres, bajo la premisa de que ‘conciliar no es gratis’, valorará todo el trabajo del cuidado que mayoritariamente sigue recayendo en las mujeres. El objetivo de la organización es “hacer visible lo invisible y “luchar para que se reconozca social y económicamente la maternidad”.

La encuesta se lanzó en redes a las 21,00 horas del lunes 7 de febrero y se cerrará el domingo a las 23:59; los resultados serán presentados el 23 de marzo, Día de la Conciliación.

Entra en la encuesta: https://elcostedelaconciliacion.com

“El coste de la conciliación es una campaña de concienciación con el objetivo de reconocer y visibilizar el trabajo invisible y gratuito de los cuidados que recae tradicional y mayoritariamente en las mujeres. Ese trabajo tiene un coste emocional, laboral y social para nosotras. Por eso hemos creado una encuesta que analice cómo viven esta situación las mujeres, principales responsables de estas tareas, y cuantificar el tiempo que dedicamos a este trabajo no pagado”, asegura Laura Baena, presidenta de la Asociación Yo No Renuncio.

Hablar de quién lleva a cabo las tareas doméstico-familiares y a cambio de qué lo hace debe ser igual de importante, a juicio de la entidad, que hablar de la igualdad de género. ¿Qué pasaría si nadie limpiara los baños, preparara la comida, llevara a los niños al cole, se preocupara de sus vacunas, médicos, deberes…? ¿Qué pasaría si nadie hiciera la compra, organizara el menú o lavara la ropa?

El estudio ‘Somos Equipo’ (Yo No Renuncio, 2017) detectó claramente que la corresponsabilidad está lejos de ser una realidad en España y que las mujeres son las principales responsables de las tareas doméstico-familiares, con más intensidad desde que se convierten en madres. La entrega incondicional al cuidado de su familia, hace que la mujer asuma las obligaciones del hogar como propias y olvide que se trata de un trabajo, en la mayoría de las cosas un segundo trabajo, con una carga mental importante y un coste invisible. Como decía la filósofa Silvia Federici: «Lo que llaman amor, nosotras lo llamamos trabajo no pagado”.

A la ausencia endémica de medidas de conciliación en España, se ha unido estos dos últimos años una pandemia que “si ha dejado claro algo, es que la conciliación no existe”, apunta Laura Baena. “Se han puesto de manifiesto la falta de estructuras de apoyo a las familias y la carencia de medidas efectivas de conciliación. En un país donde conciliar tiene nombre de abuelos y abuelas y colegios, el coste es elevado. Conciliamos a costa del esfuerzo personal, laboral y emocional de las familias”, añade la portavoz.

 

 

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