Desarrollo Humano Integral

Los talibanes prohíben a las mujeres hablar y cantar en público

La legislación recientemente adoptada por las autoridades afganas de facto intenta convertir a las mujeres en “sombras sin rostro ni voz”, exactamente tres años después de la retirada de las tropas estadounidenses del país

Escribe un periodista italiano: «Imagina que sales de casa mañana por la mañana y, de camino al trabajo, sólo oyes el sonido de voces masculinas en la calle. La experiencia es aún más peculiar porque te encuentras con mujeres, como el día anterior, pero ninguna habla. A lo sumo susurran. Imagínate entonces que pasas por un parque donde una madre acuna a su bebé para que duerma. Pero lo hace en silencio, sin cantar una nana como había ocurrido la mañana anterior. Y como esperaríamos que ocurriera en cualquier parte del mundo…»

Es lo que realmente está ocurriendo ahora en Afganistán, donde, mediante una norma, los talibanes han decidido, de la noche a la mañana, que no sólo los rostros y los cuerpos de las mujeres ya no tienen «derecho de ciudadanía» en la vida social, sino ni siquiera sus voces.

Naciones Unidas, a través de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, ha calificado la nueva legislación como “absolutamente intolerable”. La Oficina señaló que la larga lista de disposiciones represivas que esa ley impone a las mujeres refuerza una serie de restricciones ya existentes que violan sus derechos fundamentales. Estas incluyen su libertad de circulación, su libertad de expresión y su derecho a vivir libres de discriminación.

La noticia ha sido recogida por los medios de comunicación internacionales, pero desgraciadamente no ha tenido el eco que merecía y -hasta la fecha- no ha suscitado sonoras protestas y movimientos de masas como sí ocurre, con razón, con tantos otros temas y batallas civiles. Sin embargo, todos deberíamos sentirnos conmocionados e indignados ante una decisión como ésta, porque mutilar la voz de una mujer es un acto de violencia sin precedentes que no puede dejar de herir a toda la comunidad humana en su conjunto, más allá de cualquier filiación religiosa, étnica o cultural.

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