La opinión de...

«Mujer, vida y libertad: alcemos el grito por aquellas que no pueden hacerlo»

por Carmen Quintanilla Barba, Presidenta nacional de AFAMMER, Parlamentaria Honoraria del Consejo de Europa

En pleno siglo XXI defender los derechos humanos de las mujeres sigue siendo un acto de valentía en muchos países del mundo.

Acabamos de dejar atrás 2022, un año convulso para el mundo que sin duda marcará el destino de este año 2023 y posiblemente de los venideros.

Son muchos los nombres propios del pasado año, pero hoy quiero recordar uno que sin duda será imborrable: el de Masha Amimi, la joven kurdo-iraní de 22 años que murió el 16 de septiembre, cuando estaba bajo custodia policial. Tan solo tres días después de ser arrestada por no portar el velo de forma adecuada y no llevar prendas holgadas que cubrieran sus brazos y sus piernas, según marcan los códigos de vestimenta de los fundamentalistas.

La vida de Masha fue arrebatada de forma injusta cuando apenas comenzaba a vivir. Pero su corta existencia no ha sido en vano, pues ha pasado a la historia como un símbolo de lucha por los derechos humanos de las mujeres iraníes, y de tantas otras que son subyugadas en nombre de la costumbre, la tradición, etc.

Su muerte ha movilizado las ansias de libertad de gran parte de la sociedad iraní. Mujeres y hombres que se han unido en una sola voz bajo el lema Mujer, vida y libertad conscientes de que la libertad es patrimonio de la humanidad.

Personas valientes que siguen manifestándose meses después, jugándose la vida  en pro de conseguir una sociedad libre y democrática donde el Estado de Derecho sea la garantía de vivir en paz.

Se estima que aproximadamente 90.000 personas se han manifestado en Irán desde la muerte de Masha, de las cuales al menos 585 habrían fallecido. Es el grito desesperado de una sociedad que quiere poner fin a la opresión de unas leyes que no solo discriminan, sino que además se llevan la vida de millones de personas. Sobre todo de mujeres que como Masha, quieren vivir su vida en libertad y en democracia.

He tenido la oportunidad de reunirme en varias ocasiones con mujeres iraníes que viven en el exilio, la última vez fue en la Conferencia de París titulada El fundamentalismo islámico: la raíces, las soluciones y el rol del régimen iraní  celebrada en febrero de 2015. En ese momento fui consciente de las demandas de unas mujeres que pedían visibilidad, y que no se vulneran sus derechos por parte del gobierno iraní.

Por eso hoy mi homenaje es a Masha Amimi. Ella vivirá entre nosotros por ser el claro ejemplo de que las mujeres somos la fuerza necesaria para generar el cambio. La comunidad internacional no debe olvidar su nombre y tampoco el de todas aquellas que viven oprimidas o han tenido que huir de su país para poder tener un futuro para ellas y para sus familias.

Ellas son la verdadera luz entre un fundamentalismo destinado al fracaso. Y yo acuso a ese fundamentalismo como la base de la vulneración de los derechos de las mujeres. ¡Basta Ya!

 

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