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Del avión al tren: Europa impulsa los viajes respetuosos con el medio ambiente

España tiene la red ferroviaria de alta velocidad más larga de la UE (datos de 2020)

Para reducir las emisiones de carbono, Europa pretende que los viajeros pasen del avión al tren como medio de transporte. Su extensa red ferroviaria y la creciente demanda de soluciones de transporte más ecológicas ofrecen una buena oportunidad para los consumidores. Sin embargo, el sector ferroviario europeo aún debe superar obstáculos para lograr un cambio significativo y liberar todo su potencial.

En la última década y antes del inicio de la pandemia del Covid-19, el transporte aéreo en Europa se expandió a un ritmo mucho más rápido que el ferroviario: mientras que el aéreo pasó de 377.000 millones de pasajeros-kilómetro (pkm) en 2010 a 586.000 millones de pkm en 2019 (+5,5% de tasa media de crecimiento anual), el ferroviario aumentó a un ritmo mucho más modesto, de 358.000 millones de pkm a 421.000 millones de pkm (+1,8% de tasa media de crecimiento anual). El transporte aéreo despegó realmente entre 2014 y 2019 debido al auge de las aerolíneas de bajo coste y a la popularidad de los viajes de ocio, especialmente en el segmento de vuelos intracomunitarios. Esencialmente, la creciente brecha entre el transporte aéreo y el ferroviario fue impulsada por los vuelos baratos.

Con una elevada proporción de vías electrificadas (57% de la red ferroviaria de la UE en 2020) y un porcentaje cada vez mayor de energías renovables en el mix eléctrico (38% de la producción de la UE en 2020), se espera que la huella medioambiental del ferrocarril siga disminuyendo a medida que avanzamos hacia la próxima década.

Dado su potencial para reducir las emisiones de CO2, la política de la UE apoya claramente el transporte ferroviario. El Pacto Verde Europeo de 2019 y la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente de 2020 han situado el transporte ferroviario de pasajeros en un lugar destacado en un intento de descarbonizar el sistema de movilidad de la UE.

España, alumno aventajado en la optimización del uso de la infraestructura ferroviaria

Europa contaba en 2020 con una sólida y completa infraestructura ferroviaria de casi 200.000 km. En términos de longitud, la red ferroviaria de alta velocidad, que permite a los trenes circular a velocidades significativamente superiores (normalmente por encima de los 200 km/h), se ha cuadruplicado desde principios del siglo XXI, alcanzando los 12.000 km en 2020. Esta red fue impulsada sobre todo por la expansión en España, Francia y Alemania, que en 2020 albergaban entre ellas el 69% del total de la red ferroviaria de alta velocidad de la Unión Europea. Teniendo en cuenta la ya extensa red ferroviaria de Europa y los índices de ocupación aun relativamente bajos en la mayoría de los servicios ferroviarios, la optimización del uso de la capacidad y las infraestructuras existentes en Europa parecen clave para impulsar la capacidad a corto y medio plazo.

España tiene la red ferroviaria de alta velocidad más larga de la UE (datos de 2020)

No obstante, a largo plazo seguirán siendo necesarias inversiones para seguir ampliando la red. En cuanto a la infraestructura, las líneas convencionales existentes podrían modernizarse para dar cabida a los trenes de alta velocidad ya que, con ello, podrían resolverse las limitaciones infraestructurales o se podrían construir nuevas líneas. En cuanto a la capacidad, lo más probable es que haya que adquirir nuevos trenes, aunque su fabricación puede llevar hasta ocho años. La escasez de mano de obra también puede ser una limitación a la hora de ampliar la capacidad del ferrocarril.

Los viajeros en Europa, concienciados con su huella de carbono

La lucha para paliar el cambio climático ha hecho que los viajeros sean más conscientes del impacto de CO2 en sus viajes. Según el informe de SAP Concur2021, el 69% de los viajeros corporativos abogó por políticas de viaje más sostenibles. Como resultado, un número creciente de empresas privadas y universidades han estado actualizando sus políticas de viajes corporativos, impulsando soluciones de viajes de negocios más ecológicos. Por su parte, los viajeros de viajes urbanos están cada vez más dispuestos a tomar el tren en lugar del avión cuando los conecta directamente al centro de la ciudad, normalmente su destino final.

 

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