Mujeres en la Historia

María de Villota

Llegó a Sevilla una tarde de octubre de 2013; al día siguiente daría una conferencia titulada Lo que realmente importa. Pero, poco antes de las 8 de la mañana, la noticia de su muerte a los 33 años dejó a todos atónitos y consternados.

La primera piloto española de Fórmula 1 presentaría su libro La vida es un regalo, escrito tras el fatídico accidente de julio de 2012 en el que perdió un ojo y milagrosamente salvó la vida.

El libro comienza así: «Yo era piloto. Corría mucho, a toda velocidad. Tan rápido que las gotas de las miserias de la vida apenas me tocaron. No porque no las tuviera cerca, sino porque solo quería correr, mejorar, lograr este objetivo, hacer realidad mi sueño…».

Un libro escrito con el corazón, con un mensaje importante: «Detente, detente de repente como si tuvieras un accidente. Sí, nuestra vida no es nuestra. Es un fragmento de tiempo: infinito, si lo compartes con los que amas, con los que te necesitan; mezquino, si no aprecias todo esto y lo que hay a tu alrededor… ¡Y sonríe! Sonríe porque hoy estás aquí y en este día tienes mucho por vivir. Y decide. Decide si solo quieres llegar o pasear por esta increíble carretera…».

Desde el accidente, la vida de María nunca volvió a ser la misma. No hubo foto, entrevista o vídeo de ella donde no nos sintiéramos envueltos y contagiados por su luminosa sonrisa. No una sonrisa de pasarela, sino una mirada auténtica, fuerte y dulce, femenina y decidida, penetrante y sincera.

María escribía: «Sufrir un accidente del que pende tu vida puede ser terrible, pero si puedes salvarte a ti mismo puede ser un regalo tan grande que te hará volver a la infancia, te quitará años y te hará volver como si hubieras recién nacido».

Entonces María siguió “corriendo”, aún más rápido… Y expresó un deseo: «Espero que mi gasolina -escribe en el libro- te sirva de combustible a ti también y sin tener que sufrir un accidente como el mío puedas sentir la alegría de vivir y disfrutar el don de la vida».

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