Mujeres en la Historia

Elinor Ostrom

[1933- 2012] – Fue la primera mujer galardonada con el Premio Nobel de Economía en 2009. Elinor Ostrom demostró que el patrimonio colectivo no está necesariamente condenado a la ruina, sino que puede ser gestionado eficazmente por asociaciones de usuarios.

De padre judío y madre protestante, californiana de Los Ángeles y licenciada en Ciencias Políticas, Ostrom obtuvo el máster y el doctorado con un estudio sobre la gestión común de las aguas subterráneas en California; es decir, cómo regular, aprovechando también las leyes vigentes, el suministro de agua de una cuenca subterránea utilizada por varias ciudades para que sea una gestión justa y satisfaga las necesidades de todos. Su interés por los bienes comunes, por tanto, viene de lejos, una pasión, podríamos decir, que floreció con su contribución a la teoría económica.

Elinor Ostrom ha iluminado y documentado con extensa y minuciosa evidencia el hecho de que es posible una gestión colectiva y eficiente de los recursos comunes, que existe una tercera vía entre el Estado y el mercado, entre lo público y lo privado.

De hecho, en sus libros explica que lo público y lo privado son categorías abstractas que no se encuentran en lo concreto de las instituciones sociales y económicas. Su atención a la realidad multiforme y variada del mundo fue una actitud presente en la investigación de Ostrom, que declara con absoluta claridad metodológica que se mueve constantemente entre la teoría y la observación empírica, que deben alimentarse mutuamente en la ciencia económica.

En la economía ambiental, uno de los principios fundamentales es la llamada “tragedia de los bienes comunes”; es decir, que todos disfrutan de los beneficios de los bienes comunes, pero no asumen los costos, a nadie le importan los mares, las aguas, la atmósfera… En consecuencia, según esta teoría, la humanidad se comporta de manera irracional y destructiva.

Sin embargo, Elinor Ostrom ha demostrado que en muchos lugares del mundo no es así: de China a Suiza, de España a Filipinas, las comunidades locales han planteado reglas efectivas para conservar los escasos y preciados recursos comunes, como el agua de río, los pastos de montaña, los bancos de peces, los bosques. Reglas que se han desarrollado mediante pruebas y errores y que han sobrevivido durante siglos.

Más: el uso de recursos comunes no solo puede, sino que de hecho se ha organizado de tal manera que se evita tanto la explotación excesiva como los costes administrativos demasiado elevados, y apoya firmemente la existencia de soluciones alternativas a la “privatización” y la posibilidad de crear instituciones de autogobierno permanente.

Su obra más conocida es Governing the Commons (1990), en la que busca las características comunes de las instituciones que han tenido éxito garantizando el interés de todos a lo largo del tiempo. Destaca la relevancia económica de valores intangibles como la esperanza en el futuro, la reputación, el sentido de comunidad… valores que en las emergencias actúan más que cualquier orden o imposición.

Algunos de los ejemplos de instituciones exitosas encontrados por Elinor Ostrom son:

  • Los pastores de una aldea en el cantón de Valais (Suiza) que han definido a lo largo de los siglos (los primeros documentos considerados son de 1200 y las primeras reglas son de 1507) cuántos animales puede criar cada uno en tierras comunales sin ser perjudicial para nadie.
  • Los campesinos japoneses de algunos pueblos de montaña (Hirano, Nagaike, Yamanoka) que se organizaron para la tala racional del bosque con reglas y controles decididos dentro de las comunidades del pueblo.
  • El sistema de huertas españolas desarrollado desde 1400 en los alrededores de las ciudades de Valencia y Alicante, para asegurar que todo agricultor pudiera cultivar a pesar de ser una zona semiárida, lo que también implicaba la construcción y mantenimiento de canales.
  • Las comunidades de regantes de Filipinas, cuyos documentos datan de 1630, con problemas similares a los de España y soluciones diferentes, pero igualmente funcionales.

Elinor Ostrom nos dejó en 2012. Esperemos que su teoría no solo sea recordada por el reconocimiento del Nobel, sino que sobre todo se difunda y se aplique; de lo contrario, sería desmerecer a una mujer muy especial que fue capaz de conjugar idealidad y concreción.

Anna Conte

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